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El chino mandarín y sus características

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El chino mandarín es el idioma más hablado en el mundo debido a que es el idioma oficial de la República Popular China y ésta tiene aproximadamente 1.400 millones de habitantes. Aunque sea el idioma más hablado del mundo, no es el más fácil de aprender. De hecho, según los expertos se sitúa en el top 5 de los idiomas más difíciles del planeta.

Las principales características del chino mandarín

  • En sus orígenes, los caracteres eran pictogramas, es decir, representaban una imagen que aludía a elementos de la naturaleza como el sol, la luna, o las huellas de un animal. Por ejemplo «luna» 月.
  • Más tarde, surgieron los ideogramas, caracteres que representan una idea más abstracta, por ejemplo «abajo» 下. Y a su vez surgieron los ideogramas compuestos, que están formados con dos más caracteres, de los que da como resultado uno nuevo como «brillante» 明, formado por «sol» 日 y «luna» 月.
  • Es una lengua analítica, es decir, sus oraciones suelen tener una estructura de sujeto-predicado o de verbo-objeto y su morfología es muy simple, ya que las palabras carecen, por ejemplo, de morfemas de género y número, como por ejemplo la frase «yo como» 我吃饭 , que literalmente se traduciría «yo comer». Esto influye a la interpretación de las frases en chino y su significado, que se realiza muchas veces según el contexto.
  • Un solo morfema o carácter chino puede ser una palabra. Esto es lo que le confiere más dificultad a su aprendizaje. Por ejemplo «fuego» 火.

¿Cómo surgió y por qué se llama así?

Sus orígenes se remontan a la dinastía Shang, en el siglo XII a.C. Durante esta dinastía, se usaron los primeros caracteres chinos como inscripciones en caparazones de tortuga y huesos (escapulimancia), usadas por los chamanes para predecir futuros sucesos o fenómenos naturales. Por ello, las herramientas usadas para la adivinación y los caracteres primitivos eran considerados sagrados.

Por otro lado, su expansión se produjo desde el siglo VI a. C. hasta el X d. C., durante los que gobernaron las dinastías Sui, Song y Tang. En esta época tuvo lugar el florecimiento de la literatura china (Mencio), las distintas corrientes filosóficas o de pensamiento (el taoísmo y el confucianismo), las artes y la cultura.

Pero el nombre con la que conocemos a esta lengua, chino mandarín, no surgió hasta el siglo XVI, en el que los portugueses comenzaron a comerciar con china.

Durante las dinastías Ming y Qing existían ciertos funcionarios letrados que se encargaban de organizar la agenda del emperador y de la corte, de llevar a cabo las obras públicas, la burocracia del país y su legislación. Si bien estaban presentes en dinastías anteriores, no tenían tanto poder como en las dinastías Ming y Qing, en las que incluso ejercían como representantes del emperador.

Por ello, cuando los portugueses llegaron a China los denominaron «mandarim«, una palabra portuguesa que significa «el que manda». Algunos lingüistas consideran que esta palabra proviene del malayo, y a su vez de la palabra «mantra» en sánscrito.